Chips para implantar conocimientos ya no son ciencia ficción

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Lo que antes era considerado ciencia ficción ahora es una realidad. El tema que ha sido tan popular en muchas películas, se ha hecho posible gracias a un grupo de científicos de la Universidad de Carolina del Sur y la Universidad Wake Forest, a través, de un selectivo proceso quirúrgico en donde nuestra materia gris, se convertiría prácticamente en un disco duro en donde se almacenaría cualquier información.

Esto gracias, a un chip de memoria que permite implantar recuerdos en un cerebro vivo. El grupo de científicos liderados por el Doctor Theodore Berger han creado un chip protésico que puede implantarse en el cerebro para la transferencia de habilidades mnemotécnicas mediante el uso de electrodos.

Pero, como sucede este proceso de transferencia a través de un circuito electrónico?

El chip alberga señales neutrales que funcionan a modo de memoria electrónica. Al implantar el chip éste registra las ondas cerebrales que llegan al hipocampo, porción del cerebro encargada de la memoria a largo plazo. El chip mide los estímulos que llegan a dos regiones denominadas CA1 y CA3 y que son las que controlan el proceso de aprendizaje y memorización de nuevos conocimientos.

En ensayos experimentales los equipos dirigidos por el Doctor Theodore Berger realizaron pruebas experimentales implantando el chip a varios grupos de ratas, de tal forma que recordasen el camino debían seguir en un laberinto con tan sólo apretar un botón: el cual activaba o cesaba el estímulo del chip implantado. Dicho de otro modo: pudieron controlarse los recuerdos de cada sujeto experimental tras su previa inserción.

Una vez fue implantado el chip, los científicos anestesiaron la región CA1 con fármacos e hicieron al chip realizar el proceso inverso, o sea, enviar al hipocampo las ondas cerebrales grabadas durante el proceso de aprendizaje. La rata sujeta al experimento, aún con esa parte de su cerebro dormida, era capaz entonces de recordar lo aprendido gracias a los datos contenidos en el chip.

Ahora por un momento, imaginemos que es posible meter un chip en su cerebro y que con ese chip ahora usted podría saber algo que antes desconocía. Dicho en otras palabras, con un chip de esta naturaleza se aprendería en poco tiempo algo totalmente nuevo.

Pero, sería aún más extraordinario lo que sucedería si el cerebro quedara conectado por un cablecito (o por wifi, si prefieren) al cerebro de otra persona, y mientras ese otro cerebro aprende algo se lo pasa a usted en tiempo real. Los dos cerebros quedarían prácticamente en red, y aprenderían lo mismo. Con estas palabras comenzó una reciente presentación la bióloga y experta en innovación para la educación Melina Furman. “Parece futurología, pero no lo es –cuenta Furman–; de hecho, ambas técnicas ya tienen varios años”.

En fin, lo que queda muy claro es que los avances en este campo son comprobables y con resultados muy exitosos y definitivamente, abre las puertas a un nuevo y fascinante campo de investigación sobre la curación de enfermedades relacionadas con la pérdida de memoria debido a deterioro cerebral, como es el caso del Alzheimer. El límite según expertos en el tema parece estar en los recuerdos que son más experiencias personales que conocimientos en estado puro.

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